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El principio de todas las cosas
En un principio, no existía la Tierra, sólo una masa sin forma compuesta de los cuatro elementos (agua, tierra, aire y fuego), en la cual reinaba Caos, una deidad oscura, al lado de su esposa, Nyx (la oscura diosa de la noche).
El hijo de ambos, Erebo (las tinieblas), destronó y suplantó a su padre, y posteriormente se casó con su propia madre. De esta unión nacieron Eter (luz) y Hemera (Día), quienes a su vez, unieron sus fuerzas y destronaron a sus padres. Ahora el "espacio" estaba iluminado por ellos, que examinaron toda la confusión y crearon a Gea (la Tierra) de la cual nacieron Urano (el cielo ), Ponto (el mar), y Eros (el símbolo del amor y de la vida). Esta es sólo una versión de las muchas existentes acerca de la creación del mundo, y es la más aceptada.
La Tierra así creada, era una especie de disco y el Olimpo, su mítico reino, estaba situado justamente en el centro. Ponto dividía a la Tierra en dos partes iguales, y al norte se encontraba una raza de hombres muy afortunada, los Hiperbóreos, quienes vivían siempre felices, libres de enfermedades y muerte, y cuyo país era inaccesible por tierra y por mar.
Eter y Hemera no gozaron por mucho tiempo su reinado, ya que Gea y Urano se unieron y al superar su poder al de sus padres, los venció Urano y quedó como el gobernante de todo ese mundo.
De la unión de Gea y Urano nacieron los Cíclopes: Brontes (Trueno), Esteropes (Relámpago) y Arges (Brillo), gigantes con un solo ojo en medio de la frente; los Hecatonquiros o Centimani: Coto, Briareo y Gies, seres de gran estatura con cien manos; y los Titanes: Océano, Coeo, Crio, Hiperión,
Japeto, Cronos, Ilia, Rea, Temis, Tetis, Mnemosine y Febe.
Sin embargo, Urano temía que sus gigantescos hijos un día superaran también su poder, por lo que los envió al oscuro abismo del Tártaro (el infierno), donde los encadenó.
Gea no estaba satisfecha con el trato dado a sus hijos, pero Urano se negaba a dejarlos en libertad y ésta juró vengarse. y descendió al Tártaro, donde incitó a los Titanes a conspirar en contra de su padre. Ninguno tenía el valor para hacerlo, excepto Cronos (Saturno, Tiempo). Gea lo liberó y le proporcionó una gran hoz o guadaña, y así armado Cronos sorprendió a su padre y lo castró, arrojando los restos mutilados al mar.
Algunas versiones dicen que al caer al mar, nació Afrodita. De la sangre que cayó en la tierra nacieron las Erinas, quienes serían las vengadoras de cualquier derramamiento injusto de sangre.
Urano maldijo a su hijo, y le profetizó que un día también él sería vencido por su descendencia.
Así, Cronos liberó al resto de los Titanes, y se casó con su hermana Rea (Cibeles), y asignó partes del mundo a sus hermanos. A Océano y Tetis los dejó a cargo de los ríos, mares y océanos; a Hiperión y Febe les dio la dirección del sol y de la luna respectivamente.
Cuando Rea le anunció que sería padre, Cronos se aterrorizó al recordar la maldición de Urano. Entonces, en cuanto nació el bebé, pidió tomarlo en brazos ¡y se lo comió!
Lo mismo sucedía cada vez que nacía un hijo suyo. Hasta que nació Zeus, el último, a Rea se le ocurrió que en lugar de mostrarle al niño, le daría una piedra envuelta en pañales. Cronos no se dio cuenta del engaño y devoró la piedra. Rea escondió al joven Zeus, y con una poción preparada por Metis, hija de Océano, Cronos vomitó la piedra y también "devolvió" a los hijos que se había comido, que resultaron ser Poseidón, Hades, Hestia, Démeter y Hera.
Zeus se levantó en contra de su padre, algunos de los Titanes se pusieron de su parte, Mnemosine, Temis, Océano e Hiperión, pero los otros se negaron y con esto empezó una guerra que duraría 10 años.
Zeus liberó a los Cíclopes y a los Hecatonquiros del Tártaro. Los primeros le dieron el rayo, que habían forjado en el Tártaro y que desde entonces sería su arma. A Hades le hicieron un yelmo que creaba oscuridad a su alrededor y a Poseidón le hicieron un tridente. Los Hecatonquiros también les ayudaron en su lucha arrojando rocas a los Titanes.
Después de una larga guerra, los Titanes fueron vencidos, retirándose a otras regiones o, según algunos, al Tártaro. Atlas, hijo de Japeto, por ser uno de los jefes fue condenado a cargar los cielos en sus hombros (Monte Atlas, en África).
Zeus se repartió el mundo con sus hermanos, dividiéndolo en partes y dejándolos elegir. Poseidón obtuvo el control de los mares y los ríos, y se mandó construir una corona simbólica de conchas de mar. Hades recibió el trono del Tártaro y todo el reino infernal. Zeus se reservó el Cielo y la Tierra.
El titán Japeto tuvo 4 hijos con la ninfa Climena: Atlas, Menecio, Prometeo, quien tenía el don de predecir el futuro, y Epimeteo, quien veía el pasado.
Después de llenar el mundo de vegetación y criaturas de todas las especies, los dioses llamaron a Prometeo (hay quien dice que también a Epimeteo), para repartir dones a todas las criaturas y crear un ser superior a ellas, llamado "hombre". Repartió los dones generosamente y se dio cuenta que no quedaba ninguno para el hombre. Modeló al hombre con barro, en forma similar a la de los dioses. Eros le dio el aliento de vida y Atenea le dio un alma. Orgulloso, Prometeo observó al hombre y le transmitió todos sus conocimientos.
Zeus, irritado ante el progreso de los humanos, quiso acabar con todos los hombres, pero Prometeo los defendió. Entonces Zeus dispuso que no habría fuego para ellos para castigarlos, y Prometeo, pidió ayuda a Atenea para subir al Olimpo, tomó una brasa del sol y sin que lo nadie lo descubriera, regresó al mundo, donde entregó el fuego a los mortales. Cuando Zeus se enteró, se enfureció y juró venganza.
Mandó encadenar a Prometeo a las rocas del Cáucaso, donde un buitre todos los días le arrancaba el hígado, que le volvía a crecer cada noche. Y así no había final para su suplicio, hasta que, muchos siglos después, Hércules mató al buitre y lo liberó.
Como segunda parte de la venganza, Zeus ordenó a Hefesto crear una mujer de barro y darle vida. Las diosas la llenaron de encantos. Era la mujer más hermosa que existió jamás y la llamaron Pandora.
Entonces Zeus ordenó a Hermes llevársela a Prometeo para hacerla su esposa, junto con un regalo de bodas, una caja; pero éste, sospechando que después de lo que había hecho nada bueno podría llegarle de los dioses, no la aceptó y previno a su hermano Epimeteo.
Pero cuando la vio, Epimeteo pensó que nada malo podría venir de tal criatura y se casó con ella. Cuando Hermes la llevaba con Epimeteo, le aconsejó que por nada del mundo deberían abrir la caja que les dieron como dote. Llena de curiosidad, Pandora abrió la caja y de ella salieron todos los males de la humanidad: enfermedades, guerras, tristezas, vicios, ira, muerte, etc. y se regaron por toda la Tierra. En el fondo de la caja sólo quedó la Esperanza. Y así, el mal entró al mundo, pero detrás de él venía la esperanza para mostrarles el camino a un mundo mejor.Con este truco, Zeus se aseguró que los hombres no pudieran llegar a ser hábiles e inteligentes, con el riesgo de que lo suplantaran, y se convirtieron en criaturas imperfectas. Después de que los males aparecieron en la Tierra, los hombres empezaron a ser más soberbios, ruines, criminales y perversos, por lo que Zeus decidió aniquilar a toda la raza humana con un diluvio universal, a pesar de que él fue quien ocasionó tal comportamiento.
Deucalión, hijo de Prometeo, quien era considerado el más justo de los hombres fue el único que se salvó, junto con su esposa Pirra, hija de Pandora y Epimeteo, gracias a que Prometeo les aconsejó que construyeran un arca, donde permanecieron nueves días y nueve noches, hasta que Zeus decidió que dejara de llover.
Su arca quedó en el monte Párnaso, y cuando enviaron a una paloma y ésta regresó con una hoja de olivo, desembarcaron.
Deucalión le ofreció un sacrificio a Zeus y rogó por que la raza humana continuara. El dios lo oyó y les envió a Temis con este mensaje: "Cúbranse la cabeza y arrojen sobre su espalda los huesos de su madre".
Ellos intuyeron que por madre se refería a la Tierra, y por lo tanto sus huesos serían las piedras. Así que tomaron piedras y las arrojaron sobre sus espaldas. De cada piedra que lanzaba Deucalión, surgía un hombre; y de las piedras que arrojaba Pirra, una mujer. De esta forma, la Tierra se pobló nuevamente.
Deucalión y Pirra pronto fueron padres de Heleno, quien daría su nombre a los helénicos, o griegos.