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La grecia clásica II
La lengua griega
Desde tiempos más antiguos, todos los griegos reconocían la existencia de otras tribus separadas, pero también sabían que tenían algo en común, y era que hablaban griego. Por esto, con el tiempo, los griegos llegaron a dividir el mundo en dos grupos: ellos, los grecoparlantes, y los extranjeros, los que no hablaban griego. Estos parecían decir sílabas sin sentido, que eran como decir "bar-bar-bar-bar" según escuchaban los griegos hablar a los extranjeros. Así que los llamaron Barbaroi, que significa "gente que habla de manera extraña", nuestra versión de esa palabra es "bárbaros". Al principio, esa palabra no significaba "no civilizado"; solo significaba "no griego". Los griegos elaboraron un vocabulario muy complicado y un modo flexible de formar nuevas palabras a partir de las viejas. Comparadas con la lengua griega, otras lenguas parecían defectuosas y torpes.
Como consecuencia de ésto, con el tiempo, un bárbaro llegó a ser considerado como un civilizado. Existían diferentes dialectos y formas de hablar dentro del propio lenguaje griego, por ejemplo, en la edad micénica los dos dialectos griegos eran el jónico y el eolio. Sin embargo, había un grupo de griegos que hablaban un tercer dialecto, el dórico.
"Los pueblos del mar" e invasión doria
En la edad micénica, algunos pueblos comenzaron a marcharse a lugares mejores. Con el tiempo, las tribus migrantes provocan grandes trastornos en vastas regiones. Los dorios, que vivían al norte, lejos de la influencia jónica o eólica, fueron los primeros en desplazarse hacia el sur, contra las tribus eólicas, quienes a su vez también tuvieron que moverse hacia el sur. Los miembros de una de las tribus eolias recibían el nombre de tesalios. Poco después de la guerra de Troya se desplazaron hacia el sur, a la llanura donde vivían los aqueos. Allí se quedaron y desde entonces la región se llama Tesalia. Otra tribu, se desplazó más hacia el sur, a la llanura del sur de Tebas, esa región fue llamada Beocia.
Bajo la presión eólica, los aqueos también tuvieron que desplazarse, invadieron el Peloponeso y expulsaron a la población jonia. El ática fue el único sitio que perduró siendo jónico. Las constantes invasiones del norte, hicieron que los aqueos y jónicos se lanzaran al mar. Llegaron hasta Egipto, donde fueron llamados "los pueblos del mar", también al imperio en decadencia Hitita, en Asia menor, y a todas las islas egeas. Con el tiempo, las cosas empeoraban, los Dorios se habían detenido unos años, y fundaron Doris, a unos 25 kilómetros al norte del golfo de Corinto. Pero luego, vino una salvaje invasión doria, los cuales destruían todo a su paso. Durante la edad micénica, las armas se hacían con la aleación de cobre y estaño que llamamos bronce. Los Hititas, a unos 1.200 kilómetros al este de Grecia, sabían métodos para utilizar el hierro como arma. Por el 1.100 el secreto de las armas de hierro llegó a los dorios, y fue el arma empleada para la invasión doria. Invadieron el Peloponeso, Esparta, Micenas, Tirinto y Argos, fueron incendiadas y reducidas a oscuras aldeas, esto selló el fin de la Edad Micénica.
Las islas y el Asia Menor
Cuando los dorios completaron la conquista del Peloponeso, los jonios conservaron el dominio de sólo una parte de Grecia, el Ática, la península triangular en la que se encuentra Atenas. En cuanto a los eolios, no sólo conservaron parte del Peloponeso, sino también la mayoría de las regiones situadas al norte del golfo de corinto. Pero los tiempos eran duros para todos. El nivel de la civilización descendio y durante tres siglos se estableció en la tierra una oscura Edad de Hierro. Fue de hierro por las nuevas armas y por la escasez y miseria que cundio por la tierra. Muchos eolios y jonios migraron a las islas del mar Egeo. La mayoría de las islas se volvieron jónicas. La más cercana a tierra firme es Eubea que a su vez, es la isla más grande del Egeo. En la parte más septentrional, se fundó Calcis, su nombre significa "bronce". La otra ciudad importante de Eubea era Eretria, a unos 24 kilómetros al este de Calcis. Por el 1000 a.c. los jonios habían llegado a las costas orientales del Egeo, y llamaron a esa tierra Anatolia ("sol naciente"), o tal vez, en una voz más antigua, significa "este". También se usó ereb (oeste) y assu (este) para designar ambos lados del Egeo, voces semítica de un pueblo que comerciaba con Creta. Con el pasar de los años, estos cambiaron a Europa, y Asia. En la mitología la hija de Agenor, rey de Fenicia y de Telefasa, Europa designó el nombre de todo el continente. Al igual que el toro que encarnó Zeus para poder yacer con Europa, se convirtió en la constelación de Tauro. En un principio "Asia" se aplicaba solamente a la tierra que estaba al este del Egeo, luego se aplicó para el extenso continente de hoy en día. La península al este, se distinguió del continente, y se le llamó Asia Menor. El termino "Europa" también se extendio a todo el continente del que Grecia forma parte. Luego, se descubrió que los dos continentes estaban unidos más al norte del mar Negro, y se le llama a esta parte, Eurasia.
La ciudad "estado"
En tiempos micénicos, Grecia estaba gobernada por Reyes. Luego de la invasión doria, los reinos micénicos fueron destruidos. Lentamente los griegos comenzaron a crear el ideal de la polis, una comunidad autónoma formada por una ciudad principal y una pequeña franja de tierra laborable a su alrededor. Hoy día, una polis, no es más que una ciudad independiente, lo que llamamos "ciudad-estado". Los límites de cada polis, no superaban los 100 kilómetros cuadrados, y cada una se consideraba una nación separada. cada una tenían su propio gobierno, sus propias fiestas y tradiciones, y cada una, intentaba controlar la región a su alrededor. Casos como el de Tebas en Beocia, que quería ser la ciudad más importante de la región y por ende su líder, objetivo que consiguió por breves periodos. Pero otras polis, como Platea y Orcómeno no se lo permitieron. Y así sucedió con todas aquellas que quisieron gobernar la región a la que pertenecían, menos con Esparta y Atenas, las "grandes potencias" del mundo griego. Sin embargo, estas eran pequeñas, la población no superaban los 250.000 habitantes, pero para los griegos de ese tiempo era demasiada gente para una polis. Con todo y esto, estas polis elaboraron sistemas de gobierno tan útiles que han resultado ser más adecuados a los tiempos modernos que las simples monarquías de los imperios occidentales. Hoy en día, a la técnica de gobernar la llamamos "política" de la polis griega, y una persona dedicada a la tarea de gobernar es un "político" (más obvio es el hecho de que a los protectores armados de la ciudad se los llama su "policía".) los griegos conservaron la idea de polis autónomas, lo que les simbolizaba libertad, por lo que lucharon a muerte por su libertad. A medida que la polis se desarrolló, el cargo de rey fue perdiendo importancia. En una polis la riqueza que pueda poseer no sería mucha a comparación con los nobles, por lo que la necesidad de un rey se esfumo. La palabra griega para designar a un gobernador era arkhos, derivada de otra que significa "primero", puesto que el gobernante es el primer hombre del Estado. Un solo gobernante sería un "monarca". En vez de un "monarca" (o rey) Grecia tuvo después de la invasión doria un sistema "oligárquico" (unos pocos gobernantes). Y en ciudades que mantuvieron al rey, como Esparta, su poder quedó limitado y en sí era una oligarquía. Los oligarcas se consideraban lo mejor de la ciudad, por ello se consideraban a sí mismos "aristócratas" ("los mejores en el poder") y a su gobierno como una "aristocracia". En las obras de Homero (del cual se dice nació en Quío en el 850 a.c.) el publico era oligarcas. El la Iliada, los héroes eran reyes y el pueblo en general nunca se mienta. Solo aparece la figura de Tersites, quien objeta la política de Agamenón, pero Homero lo hace parecer como un hombre deforme y grosero y hace que Odiseo lo derribe ante las risas de la oligarquía. En la odisea, aparece Eumeo, ya un poco más decente, pero aun con la condición de esclavo, mientras que los pretendientes de Penélope, aun siendo nobles, son toscos villanos.
Los lazos de unión
Ni el desarrollo de la polis, ni las constantes guerras entre ellas, hicieron que los griegos olvidaran su origen común. Hubo factores que los mantuvieron unidos. Todos hablaban griego, conservaban el recuerdo de la guerra de Troya, y tenían un conjunto de dioses. Las festividades variaban según la polis, pero todas reconocían a Zeus como dios principal y rendían homenaje a los otros dioses. Había santuarios que eran considerados propiedad común de todos los griegos. El más importante estaba en la región llamada Fócida, que está al oeste de Beocia. En tiempos micénicos hubo allí una ciudad llamada Pito, al pie del monte Parnaso y a unos diez kilómetros al norte del golfo de Corinto. Allí había un altar dedicado a Hestia y una sacerdotisa llamada la "Pitia". Era el "oráculo" de Pito. Luego de la invasión doria, Pito cambió su nombre a Delfos (de "delfís", delfín, animal en que se convirtió Apolo para cruzar el mar mientras viajaba al monte) y se convirtió en una ciudad-estado. Entonces fue dedicado a Apolo, dios de la Poesía, el arte, la juventud, la belleza y la música. Con el pasar del tiempo el oráculo se volvio famoso, todas las polis, y hasta gobierno no griegos, mandaban delegaciones para obtener beneficios y consejos de Apolo. Y como cada delegación llevaba donativo, el templo se enriqueció. Las ciudades focenses intentaron retomar el dominio de Delfos (era terreno sagrado, no pertenecía a nadie) y por supuesto, del oráculo, ya que había demostrado ser, una buena fuente de ingresos. Los intentos de los focenses provocaron una serie de "guerras sagradas" que siempre fracasaron. La razón era que Delfos podía llamar a otras ciudades-estado para que la defendieran.
Otras actividades que tenían en común los griegos, eran los juegos, los ritos religiosos y sucesos atléticos. También torneos musicales y literarios. La principal de esa competencia fueron los Juegos Olímpicos que se realizaban cada cuatro años. La tradición remonta los juegos a una carrera a pie en la que intervino Pélops (abuelo de Agemenón) para conquistar la mano de una princesa. Pero solo la lista oficial de los ganadores comienza en el 776 a.c. y por ende, se considera como la fecha de su fundación. Estos se realizaban en la ciudad de Olimpia, situada en la región central occidental del Peloponeso. Pero los juegos no recibían su nombre de la ciudad, sino que eran llamados así en honor de Zeus Olímpico, el dios principal de los griegos, a quien se le asignaba como morada el monte Olimpo. Esta ciudad, al igual que Delfos, era neutral. Durante los juegos, todo tipo de guerra se suspendía para que los griegos pudieran viajar a Olímpia y participar en los juegos. Con el tiempo, cuando los juegos se volvieron famosos, Olimpia se llenó de Tesoros y surgió una gran competencia entre las ciudades vecinas por el derecho de organizar los juegos. En el 700 a.c.. este honor le correspondía a Élide, ciudad situada a unos 40 kilómetros al noroeste de Olimpia. Había también otros juegos importantes en los que participaban los griegos. Entre ellos estaban los juegos Píticos (de Pitón, monstruo de Hera que buscaba a Leto y el cual Apolo mató en el monte Parnaso) que se realizaban en Delfos cada cuatro años, en medio de cada olimpiada; los juegos Ístmicos, que se efectuaban en el golfo de Corinto; y los juegos Nemeos, que tenían lugar en Nemea, a 16 kilómetros del golfo de Corinto. Estos últimos se realizaban cada dos años. Los ganadores de estos juegos no recibían dinero ni ningún premio valioso en sí mismo, pero obtenían honor y fama. Símbolo de este honor era la guirnalda de hojas que se otorgaba al vencedor. El vencedor de los juegos Olímpicos obtenía una guirnalda de hojas de olivo, y el de los juegos Píticos una de laureles. El laurel estaba consagrado a Apolo.